Rogelio Rivas, primer céltico olímpico (Tokio 1964) : “Fue algo especial en mi vida”

Corresponde a Rogelio Rivas, vigués de la calle Velázquez Moreno, nacido en 1944 y céltico de formación, el honor de haber sido el primer atleta de nuestro club en alcanzar un récord de España absoluto (200 m. lisos en 21,6 pista de ceniza de Riazor, octubre de 1962) y, además, el primero, también en vestir la camiseta de España en los Juegos Olimpicos.
Compitiendo bajo la lluvia en Tokio 1964, Rogelio sólo pudo ser 8º y ultimo en su eliminatoria de 100 m. lisos, con 11,1 disminuido incluso por una lesión muscular, seis meses despues de bajar a 10,4 el récord de España en la pista universitaria de Madrid, ya becado en la Residencia Blume.
Habiase iniciado en 1960 y al siguiente, entrenando a diario en los jardines del Náutico, que permitían entonces hacer series aproximadas de 150 y 500 metros y los festivos en Balaidos, llegó a ser, al año siguiente, campeón de España juvenil de 100 y 200 en Madrid, además del 4×100 con sus compañeros del Celta, acabando esa temporada en tiempos de 10,8 y 22,5. Y en 1962 se fue a la Blume, consagrándose como el mejor velocista español, 5º en los Juegos Iberoamericanos de aquel año e incluso ser campeón nacional de 400 m. lisos en 47,3 además de representar a Ëspaña en 33 torneos internacionales, consiguiendo la medalla de plata de los 400 en los Juegos Mediterráneos de Túnez 1967.
Ha pasado toda una vida desde entonces, residiendo en Oviedo, donde ejerce como Aparejador del Estado, pero sin olvidar nunca sus raíces célticas.
– ¿Cómo recuerdas tu participación olímpica en Tokio 1964?, le preguntamos.
– Con mucha nostalgia y también tristeza por lo mal que lo hiciera. Fue algo especial en mi vida.
– ¿Y tus primeros pasos célticos?
– Aquellos entrenamientos en los jardines de la alameda viguesa por la semana y los domingos en Balaidos, despues de haber empezado por el cross escolar en Castrelos, son ya un recuerdo inolvidable para mi.
– ¿Tuvieron influencia en tu vida?
– Enormemente, porque esos primeros pasos marcaron mi vida y mi orientación por el atletismo, felizmente para mi, aunque eran otros tiempos, lógicamente.

En 1970 dejó la Blume aceptando una oferta de la Universidad de 0viedo, mas las lesiones le impidieron continuar atléticamente, pero allí forjó una nueva vida familiar, casado con una santanderina, han tenido 2 hijos, hoy de 36 y 38 años, pero sin nietos todavía.
Ejerce de Aparejador dependiente de la Consejeria de Educación y Ciencia de la comunidad asturiana y vive felizmente, tiene su velero, navega todo lo que puede y disfruta de la vida, a sus ya 67 años, pero aun se siente joven física y mentalmente.

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