Aunque oriundo de La Estrada, Ramón Magariños Duro se hizo hombre en Vigo y se descubrió para el atletismo en el Instituto Santa Irene, frente a la cafetería de entonces de sus padres, en los años sesenta.
Estuvo en los Juegos Olimpicos de Mexico 1968, a 2.100 metros de altitud, clasificándose en quinto lugar de una eliminatoria de los 400 metros lisos en 46,9 – todavía el cronometraje era manual, por entonces – sin pasar a semifinales.
Su trayectoria es brillantísima : campeón nacional absoluto de 100 m. lisos en 1967, 68 y 69; de 200 en 1968 y 69 y de 400 en 1966.
Marcas personales : 10,4 en 100 – 20,8 en 200 y 46,4 en 400 metros lisos.
Ha sido 35 veces internacional.
¿Qué recuerdos conservas de Mexico 1968?, le preguntamos.
Siempre pensé que si hubiese participado en los 200 metros hubiera hecho una buena marca para aquellos años, todo el mundo bajó de distancia por la altura y yo no tenia todavía la madurez de un cuatrocentista.
¿Crees que hay nuevos valores de cara al futuro?
Siempre hay nuevos talentos, pero pocos llegan a la élite. Debemos dedicar una especial atención a las categorías menores, a partir de cadetes.
¿Alguna asignatura pendiente en el atletismo?
La mia es formar un grupo de velocistas para que Galicia vuelva a tener el peso que siempre tuvo a nivel nacional.
En la actualidad, a los 64 años de edad y padre de una pareja, ella es profesora de enseñanza media y él músico, trabaja en el Centro Gallego de Tecnificación Deportiva, en Pontevedra, ejerciendo como entrenador responsable de atletismo, coordinando y prestando apoyo tanto a los entrenadores como a los atletas becados.
Ramón Magariños, una admirable persona y un excepcional atleta en sus años mozos.