Los equipos célticos masculino y femenino se juegan este sábado subir a División de Honor sin presión alguna.
Dos días acudiendo a entrenarse en Balaídos sin necesidad de comprobar en los mensajes del teléfono móvil que las pistas están abiertas. Un alivio para los miembros del Real Club Celta de Atletismo y el Atletismo Femenino Celta en las horas previas al desafío del ascenso. En Valladolid y Burgos compiten respectivamente con otros siete equipos por dos plazas de mejora. Es un objetivo al que no renuncian de entrada, aunque los responsables de las dos entidades están construyendo equipos de larga vigencia, escasos en edad media, a los que no se les exige nada a corto plazo.
El Real Club Celta de Atletismo y el Atletismo Femenino Celta disputan este sábado la última jornada de la Liga Nacional de Clubes. Ambos clubes compiten por el ascenso a División de Honor tras su exitosa participación en las dos fases anteriores. Un objetivo al que no renuncian, aunque no lo entienden como prioridad. Importa más su apuesta por la juventud, en la que basan su futuro.
Los dos equipos célticos viajarán juntos por carretera a sus respectivos destinos. Los hombres se quedan en Valladolid. En las pistas pucelanas tendrán como rivales a Hospitalet, Monzón, Alcorcón, Universidad del País Vasco, Narón, Vinos de Toro y Súper Amara. Ascenderán dos, igual que en el caso de las mujeres. Ellas proseguirán camino hasta Burgos. Allí se medirán con Hospitalet, Lleida, Tenerife Caja Canarias, Súper Amara, Alcorcón, Florentino y Manresa.
Aunque divididos institucionalmente por conveniencia financiera, el atletismo céltico comparte color y política. Ya hace tiempo que le ha ajustado el corsé al presupuesto. El giro hacia el producto propio ha sido intenso. «El objetivo es proveerse de gente de la zona de influencia de Vigo y no gastarse el dinero en los de fuera», establece el presidente del Celta femenino, Luis Ruade. Una hoja de ruta que se basa en el recambio generacional.
El Celta masculino abandonó la División de Honor en 2009. Y ha maniobrado desde entonces para adaptarse a los tiempos. La crisis, sustanciada en la desaparición o el adelgazamiento de clubes potentes como el Playas de Jandía o el Academia Postal, ha permitido el regreso a la disciplina celeste de veteranos como el discóbolo David Fernández y el vallista Javi Fidalgo. Tendrán un papel crucial en Valladolid junto a líderes como el velocista Miguel Gómez, el ochocentista Ismael Costas y el decatleta olímpico David Gómez, que participará en jabalina y ejercerá de entrenador.
Los jóvenes, protagonistas en las dos primeras jornadas, les ceden la trinchera. Aunque seguirán como sostén necesario valores emergentes como Carlos Porto (1.500), David Abalde (400), Gonzalo Basconcelo (3.000 obstáculos) y Alfonso Pérez (200). Este último milita en el San Narciso, club asociado. «Los equipos filiales nos están ayudando mucho», explica el director deportivo, Alexandre Gutiérrez. «En sitios como Marín y Val Miñor se está haciendo un buen trabajo con la base y se van incorporando poco a poco».
«Si se asciende, bien; si no, no pasa nada», certifica Gutiérrez. «El proyecto que tenemos es de cantera, que los veteranos nos echen una mano hasta que lo quieran dejar y que en dos años toda la gente sea del entorno». De hecho, este año no ha habido fichajes.
El Celta figura en el puesto más alto del estadillo, según las marcas de las dos primeras fases. Tras él, Alcorcón, Monzón y Universidad del País Vasco. Estos cuatro equipos deberían repartirse las dos plazas de ascenso. En la final solo compite un atleta por prueba. «Eso nos favorece», acepta Gutiérrez. «Solo flojeamos un poco en 3.000 lisos. Tenemos especialistas jóvenes y es una prueba que requiere años y mucho trabajo de resistencia. A nivel general, contamos con muchas fortalezas y pocas debilidades, pero igual que los rivales. Está más igualado e incierto que nunca». El éxito puede depender de una descalificación, un nulo o una lesión. «También la pértiga decidirá mucho si hay viento (por los celestes salta Sergio Tellería)». Gutiérrez confía en llegar con opciones a las dos pruebas de relevos, que clausurarán el día.
Las chicas, adiestradas por José Ángel Serantes y Alberto Salgado, figuran en cuarta posición según el estadillo, por detrás de Caja Canarias, Manresa y Hospitalet. «Quedar cuartos o quintos sería un exitazo», comenta Ruada, que reconoce: «El ascenso está bastante difícil. Tenemos un equipo muy joven». Y varias dificultades añadidas: algunas atletas afrontan en estos días el examen de selectividad y el Vila de Cangas, club asociado, se juega el domingo su propio ascenso a Primera División, lo que impedirá que aporte efectivos. Sí acudirán Laura Chapela (Morrazo), Alba Pazos (San Narciso) y Eva Cid y Jenny Fernández (Val Miñor). Faltarán Marta Chillón o Aida Amoedo. «Llevamos, en todo caso, el mejor equipo posible», concluye Ruade. «No habrá quejas por eso».