Hace un poco más de una década y con tan sólo 16 años de edad tomé la decisión de que si quería mejorar en el atletismo y llegar a ser alguien tendría que abandonar mi hogar y así lo hice. La temporada siguiente a ser campeón de España cadete cogí los bártulos y me fui a Vigo con unas grandes esperanzas y expectativas ya que mi pueblo natal de O Rosal era inviable crecer como atleta al carecer de instalaciones.Pues bien, once años después sólo se ha cumplido algunas de esas expectativas que tenía con lo cual la historia se repite y me tengo que volver a mudar, pero esta vez lo hago a Madrid. Desde el día que me mudé a Vigo supuse que esto podría suceder pero nunca lo quise creer y pese a que siempre supe que las instalaciones de las cuales disponía eran precárias, al poner todo en la balanza me compensaba el quedarme en Vigo ya que aquí o en O Rosal (hay apenas 50km de distancia entre ellos) es donde tengo a mi familia y amigos y yo iluso de mi confiaba que algún día las instalaciones y medios de los cuales disponía mejoraran pero en estos once años la cosa sigue igual y los inviernos en Galicia siguen siendo de lluvias y yo sigo sin tener un lugar cubierto donde entrenar. En estos once años que llevo en Vigo a habido tres cambios de gobierno y ninguno de ellos ha sido capaz de dotar a Vigo de las instalaciones deportivas que se merece. Considero que este ha sido uno de los grandes handicap que me han impedido progresar y lograr las altas cotas que me marqué cuando era un adolescente, por lo cual he decidido que mi futuro no va estar en esta ciudad industrial gallega.
No se que me deparará esta nueva aventura, espero que la cosa mejore y deje de luchar por hacer un mínima para unos JJOO o un mundial y empiece a luchar por meterme en los puestos reservados sólo para los grandes atleta. Si duda para mi es una apuesta fuerte pero creo que es un paso que tenía que dar.
Ayer mis amigos me “engañaron” y me hicieron una fiesta sorpresa (la cara de tonto que se me quedó) y ahí es donde aproveché la comunicar la nueva noticia, aunque hubo caras de tristeza todos me apoyaron, incluso más de lo que pensaba y eso es algo que os agradezco mucho.
Gracias por estos once años a tod@s los que habéis estado ahí, prometo no defraudaros.
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